
Este mes apenas he leído o hecho nada que no sea releer, retocar y “re-re-ré” el libro que estoy terminando de corregir. (¡Viva! ¡Socorro!)
Para cuando leas esto, estaré ultimando el manuscrito de la novela que escribí durante más de dos años, borré casi por completo el pasado diciembre y he reescrito en algo más de medio año.
Abrir la puerta y dejar que entren más pares de ojos en algo que sólo he leído yo da vértigo y sinceramente no creo que deje de dármelo nunca, pero poner a tu bebé en manos de otras y confiar en que lo tratarán con cariño y respeto, tener por fin algo de feedback de alguien que no ha leído 3000 veces el texto, también es descansar.
Me muero de ganas de soltar esta novela e hincarle el diente a la lista de lecturas que más me apetecen éste verano y que iré comentando por aquí, pero me parecía más útil hacer otra lista, una con libros que he leído durante los últimos años y que, además de encantarme, me parecen perfectos para disfrutar al aire libre, entre baño y baño, siestas al sol, cervezas frías en terrazas o el pelo lleno de salitre. Libros bellos de ritmo ligero y maravillosamente escritos.
Que sepas que si aún no los has leído, me das muchísima envidia.